Bhopal: una masacre todavía impune

Miles de personas quedaron ciegas, otras con problemas respiratorios crónicos, otros tantos tuvieron secuelas irreversibles en los intestinos, el útero o la piel, que les creó mutaciones hormonales, les dejó estériles o les produjo cáncer. 150.000 sufren alguna enfermedad crónica a consecuencia de los gases tóxicos, que les impide llevar una vida normal. Los hijos de los supervivientes también muestran síntomas de intoxicación.
Pero lo más preocupante: 21 años después de aquella tragedia, la mayor catástrofe química de la historia, la empresa propietaria de la planta de pesticidas, Union Cardibe, sigue impune. La poderosa multinacional abandonó la planta poco después de la fuga de los gases venenosos, dejando atrás grandes cantidades de sustancias tóxicas y todo un río, el único suministrador de agua de la zona, totalmente envenenado.

Tras ello, Bhopal fue práctimente abandonada a su suerte, a pesar de que el número de muertos por la catástrofe seguía creciendo a pasos agigantados. Hoy en día, se calcula que cada mes 10 personas mueren en Bhopal como consecuencia de los gases que invaden su cuerpo.
Hoy, 21 años después, el gobierno Indio sigue sin haber llevado a juicio a Unión Carbide, la cual, de hecho, siguió creciendo y en 2001 se fusionó con otra poderosa multinacional, Dow Chemical, convirtiéndose así en la empresa química más importante del mundo. Las demandas se acumulan en los Tribunales de La Haya y EEUU, las cuales siguen todavía pendientes, mientras que el Gobierno Indio se niega a iniciar un proceso penal contra la multinacional.

Casos como el de Bhopal nos recuerdan el inmenso poder de las multinacionales y su gran capacidad para eludir la justicia y para quedar protegidas por los gobiernos que, chantejeados o presionados económicamente, quedan imposibilitados para hacer nada, sobre todo los gobiernos más débiles o de países más pobres. Y al mismo tiempo, ponen de manifiesto la poca efectividad de las ONG's y los organismos como la ONU, las cuales, lo único que pueden hacer es aportar ayuda humanitaria. De nuevo, una vez más en la Historia, es el pueblo el que tiene que reivindicarse para que se haga justicia.
Mientras tanto, las multinacionales siguen teniendo carta blanca para operar en los países menos desarrollados sin asegurar condiciones dignas ni una seguridad mínima para sus trabajadores, y sin que gobiernos ni organizaciones internacionales puedan hacer nada. ¿Hasta cuando?